sábado, 4 de junio de 2016

Leyenda Urbana -El Tunche

Leyenda Urbana -El Tunche
Saludos amigos hoy les traigo una leyenda muy conocida en la selva peruana. Dicen que es el fantasma de un hombre con problemas que se adentro en la selva tropical, se alejó demasiado, perdido y desorientado, murió en la selva.
Cuenta la leyenda que su espíritu malvado ahora vaga por el bosque, silbando a los que por mala suerte se cruzan en su camino. Su silbido es agudo y a medida que avanza, se vuelve más y más fuerte, hasta ser casi insoportable.






 Los nativos que conocen la historia dicen que si se oye el silbido de El Tunche, se debe tener mucho cuidado, hacer la señal de la cruz y decir una oración, Cubrirse las orejas si es necesario, pero nunca se debe decir que no se oye nada. Si lo hace, el sonido sólo se hará más fuerte sintiendo como El Tunche se acerca cada vez más. Hagas lo que hagas, nunca le debes responder su silbido. Si lo haces, El Tunche vendrá por ti a matarte de la forma más horrible imaginable.

 La leyenda cuenta que había una monja católica joven, llamada Sor Bernadette, que acababa de tomar sus votos en España. Ella fue enviada a Perú como misionera y se unió a un grupo de monjas mayores que habían estado viviendo y haciendo obras de caridad en un pequeño pueblo en la selva tropical.
Poco después, las monjas hicieron un viaje en barco para visitar un pueblo perdido en la selva tropical. Esa noche, las monjas se reunieron en el centro del pueblo a rezar el rosario antes de ir a la cama pues esta era una tradición que acostumbraban a hacer todas las noches.
Durante el segundo Ave María, la hermana Bernadette interrumpe las oraciones.
"¿Qué es ese sonido?", Preguntó.
Las monjas mayores no respondieron y continuaron con sus oraciones sin darle importancia.
"¿No pueden escucharlo", Preguntó de nuevo. "Es un sonido fuerte silbante, como un chillido."
"No hay ningún chillido", respondió una de las monjas mayores, nerviosa.
"Ustedes deberían escuchar", insistió la hermana Bernadette. "Es casi como el sonido de uñas arañando una pi zarron, pero algo diferente ... como el silbido de alguna extraña criatura."
"No lo escuchan ni yo tampoco", dijo otra monja.
Las monjas mayores se miraron entre si nerviosas y en el ambiente se podía percibir un silencio bastante incomodo. Sor Bernadette se sorprendió por el extraño comportamiento de las hermanas.
 "¿Qué? Ustedes debe ser capaz de escucharlo! Se hace cada vez más fuerte! Es horrible! ", Exclamó, y se puso a silbar, respondiendo al sonido extraño.
En el momento en que la joven monja respondió el silbido, este cesó abruptamente. Sor Bernadette siguió silbando, a pesar de las protestas de las otras monjas. Las monjas mayores se bendijeron a sí mismas, haciendo la señal de la cruz, y repitiendo una oración.
Las monjas se fueron a la cama como era costumbre. Esa misma noche, mientras todos dormían, se escucho un grito desgarrador proveniente de la habitación en la que se alojaba la hermana Bernadette. Las monjas mayores corrieron a ayudarla, pero cuando se abrió la puerta, retrocedieron con horror.
La habitación estaba cubierta de suelo a techo con sangre, y la hermana Bernadette no estaba por ningún lado. Días más tarde, su cuerpo fue descubierto en lo profundo de la selva, colgando de un árbol. Su garganta había sido arrancada y sus brazos y piernas estaban rotos y retorcidos en ángulos totalmente imposibles. Lo más preocupante de todo era la expresión de horror inimaginable que aun estaba congelada en su rostro.
Oficialmente, fue catalogado como muerte por el ataque de un animal salvaje, pero las viejas monjas sabía lo que le había sucedido en realidad. Los aldeanos locales les habían contando sobre El Tunche y el terrible destino que le esperaba a cualquier persona que respondiera a su silbido.

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